An Edible Garden of Great Historical Significance
Content
Accessible to all who pass through its ancient walls and wooden doors, somehow still fully operational to this day; to me, as a Sonorense, it is an incredible privilege to experience in this place my grandparents’ way of eating and growing food.
Culinary market in Mission Garden
The garden is found at the base of the iconic “A” Mountain in Tucson, open to the public, interacting with the local culinary market and with all the many duties of agriculture and stewardship at hand, day in and day out.
The Mission Garden is carefully curated, but wildly and traditionally grown. It has diversity everywhere; no mono-crops found in this historical preserve garden. It’s a place full of whispers and stories tightly packed on the red dirt isles my friend Jonathan and I walked down recently.
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I’ve heard that the dirt around the base of “A” Mountain is partly red because it’s like the earth and the blood of the ancestors buried beneath its grounds blended that has now become one grain of sand, reminding us of its existence, feeding the soil, and nourishing the soil to grow crops for over 4000 years, without ever missing a harvest season.
UNESCO Creative City of Gastronomy
In December 2015, Tucson was named as UNESCO[1] Creative City of Gastronomy, — a world organization that recognizes cultures, places, traditions and heritage of the world —.
Partly because of the Mission Gardens’ rich history, and partly because of people in Tucson like Jonathan Mabry, an original team member of the organization Tucson City of Gastronomy, who recently met me at the gardens to educate us about the link between this garden, and the prestigious designation Tucson was awarded in the last few years.
Best practices
Jonathan and I walked the garden grounds together. He shared with me the story about yesterday’s growing practices, market engagement and collaborations of today, and the bridges being built then, so we could walk on those bridges that morning. Still, as a united community sharing and walking, linked by the stories spicing up our farm grown foods.
One of the many cool things Jonathan said on our walk was that they struggled over two years to receive the designation, which took a whole team to accomplish. “We still have to report to UNESCO every 4 years what we have done with the designation, in order to be able to protect it. We have to earn the designation.”
Mission Garden is one of the last sacred grounds
To walk these gardens with Jonathan and Kendall — one of the garden caretakers— is like taking a walk across time. This place is one of the last sacred grounds we have left in the world. The 4,000-year-old story about endurance and resilience remains here, apparent to those who take the time to look down, and understand the red sands of the land, and the lessons left for us to find.
I admire Jonathan and his team for what they accomplished then and now. The whole thing has become a community-led movement, which has created so many ripples across the minds and bellies of Sonoran Desert inhabitants and our guests coming now from all over the world, to get a taste of what this little desert city has to offer.
[1] UNESCO is the United Nations Educational, Scientific and Cultural Organization. It contributes to peace and security by promoting international cooperation in education, sciences, culture, communication and information. https://www.unesco.org/en
Español
Un jardín comestible de gran significado histórico
Hay un lugar cerca del centro de la Ciudad de Tucson. Un jardín comestible de gran significado histórico llamado Mission Garden.
El jardín tiene una larga historia de vida documentada desde el año 2100 a.e.c —. El jardín ha estado bajo el cuidado y preservación de Mission Garden hasta el presente año, y esta labor sigue fortaleciéndose.
Accesible para todos aquellos que recorren los muros antiguos del lugar, así como sus puertas de madera de algún modo funcionales hasta nuestros días. Para mí, como sonorense, es un increíble privilegio poder experimentar en este lugar la forma en que mis abuelos comían y cultivaban la comida.
Si pueden hacer un espacio para darse un paseo por este jardín, por favor encuentren el modo de hacerlo, su yo interior se los agradecerá.
Ceci & Johnatan
Mercado culinario local en Mission Garden
El jardín se encuentra en las faldas del emblemático cerro de la “A” en Tucson, abierto al público, interactuando con el mercado culinario local y con todas de las muchas labores de agricultura y administración de recursos de manera permanente.
El jardín está meticulosamente cuidado, pero se cultiva de manera tradicional, con diversidad por doquier. En este jardín histórico no se practica el monocultivo. Es un lugar lleno de susurros e historias acumuladas en las islas de tierra roja del desierto que mi amigo Jonathan y yo recorrimos recientemente.
He escuchado que la tierra en las faldas del cerro de la “A” es rojiza porque es la tierra y la sangre de los ancestros sepultada y mezclada en debajo de la tierra que ahora se ha convertido en un grano de arena, para recordarnos su existencia, alimentando el suelo, nutriendo el suelo para que los germinados por más de 4mil años, sin que nunca se pierda una época de cosecha.
Ciudad con creatividad gastronómica por la Unesco
En diciembre del 2015[1], Tucson fue nombrada como Ciudad con creatividad gastronómica por la Unesco: una organización internacional que reconoce a las culturas, sitios, tradiciones y patrimonios culturales del mundo.
En parte por la rica historia de Mission Garden y, en parte también, por gente de Tucson como Janathan Mabry, uno de los integrantes pioneros de la organización Tucson Ciudad de la Gatronomia, a quien hace poco conocí en los jardines cuando informarme sobre el vínculo entre el jardín y el prestigioso nombramiento de Tucson por parte del Unesco en los últimos años.
Mejores practicas
Jonathan y yo recorrimos el jardín juntos. Me contó la historia sobre las prácticas de cultivo del ayer, su participación en el mercado y las colaboraciones actuales, incluso me habló sobre los puentes que tuvieron que construir en el lugar en ese entonces, y en los que pudimos caminar esa mañana. Todavía como una comunidad unida que comparte un camino, ligado por las historias que enriquecen, le dan sabor a nuestra comida de cultivo tradicional.
Una de las muchas cosas interesantes que Jonathan me dijo durante nuestro recorrido fue que durante dos años lucharon para poder conseguir la designación. “Teníamos un equipo completo para lograrlo. Todavía tenemos que reportar a la Unesco cada cuatro años lo que hemos hecho con la designación, con el fin de ser capaces de mantenerla. Tenemos que ganarnos la designación”.
Mission Garden es uno de los últimos lugares sagrados
Recorrer estos jardines con Jonathan y con Kendall — uno de los cuidadores del jardín— es como tomar un recorrido por el tiempo. Este lugar es uno de los últimos lugares sagrados que tenemos todavía en el mundo. La historia de 4,000 años de resiliencia y resistencia sigue aquí, visible para aquellos que se tomen el tiempo para mirar hacia abajo y entiendan que la arena roja y la tierra del lugar, así como las enseñanzas que nos dejaron por descubrir.
Admiro a Jonathan y a su equipo por lo que lograron en ese entonces y siguen logrando hoy. Todo esto se ha convertido en un movimiento liderado por la comunidad, y este movimiento ha hecho eco en la mente y en la panza de los habitantes del desierto de Sonora. Ahora somos anfitriones de visitantes de todas partes del mundo buscando probar algo de lo que esta pequeña ciudad desértica tiene que ofrecer.
[1] La UNESCO es la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Contribuye a la paz y la seguridad promoviendo la cooperación internacional en educación, ciencias, cultura, comunicación e información. https://www.unesco.org/es